ANATOMÍA DE UN K-DRAMA

Los dramas coreanos, también conocidos como K-dramas -y erróneamente identificados como ‘doramas’, el término utilizado para las telenovelas japonesas- son un producto cultural pionero del hallyu (ola coreana).

“La ola coreana fue adoptada por el gobierno de Corea, que buscó desde su gestación fortalecer y posicionar la imagen del país y con ello abrir mercados. En un inició no sólo se pensó en el K-pop, sino que cada género creó su propia personalidad, como los K-dramas”, apunta Young Doo Park, director del Centro Cultural Coreano en México.

Los K-dramas no son telenovelas, sino series de televisión de entre 16 a 25 capítulos, productos de entretenimiento que tienen como base contar historias románticas, de ficción, thrillers, horror, históricas y más. Se popularizaron en la década de los años 90, convirtiéndose en el segundo producto, después del K-pop, más exportado de la ola coreana.

Los dramas coreanos recrean, y en cierta medida también transforman, los valores y emociones de la sociedad coreana, representando su realidad, su identidad y sus deseos. Un elemento en común en la mayoría de ellos es la inclusión del melodrama, algo representado por el concepto del han coreano, un sentimiento colectivo en el que confluyen sentimientos de tristeza, resentimiento, venganza y melancolía”








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